Recibe su formación en la Escuela de Artes Plásticas de Maracaibo y la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, de la cual es expulsado en 1950 a consecuencia de su participación en huelgas y protestas contra los métodos de enseñanza instaurados. Asiste entonces al Taller Libre de Arte y, en 1951, viaja a ParÃs, donde realiza pinturas abstracto-geométricas y descubre el hierro como material escultórico.
En 1954 regresa a Venezuela y se une al proyecto de sÃntesis de las artes que desarrolla el arquitecto Carlos Raúl Villanueva en la Ciudad Universitaria de Caracas. En los trece murales que realizó para la Facultad de Humanidades y Educación, entre los que destacan Positivo y Negativo (1956), el fraccionamiento y la disolución de formas y colores dan lugar a superficies de acentuados ritmos óptico-cinéticos. En 1957 se ve envuelto en la polémica sobre el arte abstracto entablada entre Alejandro Otero y Miguel Otero Silva a raÃz del otorgamiento del premio oficial de escultura a una obra figurativa por sobre las abstractas Sonoformas de Valera. Al año siguiente, y no sin recibir crÃticas, obtiene el Premio Nacional de Escultura por Aroa (1957), pieza en la que logra un gran dinamismo a partir de la dialéctica entre los volúmenes de hierro y el vacÃo.
Entre 1960 y 1961, sin abandonar los ejercicios constructivistas, acusa la influencia del informalismo en esculturas construidas a partir de chatarra. Participa en el Taller de Quebrada Honda, donde un grupo de jóvenes artistas trabajan con el escultor británico Kenneth Armitage, y cuyos resultados se aprecian en la exposición Kenneth Armitage y ocho escultores venezolanos (Museo de Bellas Artes, Caracas, 1964). Practica entonces una escultura figurativa cada vez de mayor carácter simbólico, la cual, a través de piezas como Abdalá el Ãngel (1963) y Andrés y el balancÃn (1967), alcanza gran reconocimiento en los certámenes nacionales.
Durante los años setenta realiza relieves cromáticos y ensamblajes móviles que muestra en Estudio Actual (Caracas, 1974). A finales de la década comienza a producir las Torres metálicas y los Papeles perforados. En las primeras retoma su labor con el hierro, ahora policromado, en formatos totémicos y gran rigor geométrico. Los Papeles, presentados en Estudio Actual (1980), constituyen un ejercicio Ãntimo en el cual el papel es intervenido mediante sutiles perforaciones que producen en su superficie evocadoras y sugerentes modulaciones. En 1984 se realiza la exposición retrospectiva Esculturas 1954-1984 (Museo de Arte Contemporáneo de Caracas).
Durante los años ochenta y noventa realiza esculturas para espacios públicos, entre ellas Los tres atletas (Estación Parque del Este, hoy Miranda, Metro de Caracas, 1985), La cinta sin fin (Instituto Venezolano de Investigaciones CientÃficas, Altos de Pipe, 1992) y Torre poniente (Maracaibo, 1998). En la exposición El muro como soporte (Museo Alejandro Otero, Caracas, 1999) pudo vislumbrarse el desarrollo que atravesarÃa la obra de Valera en el nuevo siglo, con su nueva pintura abstracta en acrÃlico, los ensamblajes (unos móviles, otros estáticos y casi bidimensionales) y la escultura en hierro policromado con mayor presencia de formas orgánicas.