Tras una infancia difícil, se establece con sus hermanos en Buenos Aires, en 1929. Su interés por los temas políticos y sociales, sobre los que escribe y dibuja, así como su militancia en el partido comunista, lo llevan a padecer persecuciones y cárcel. Dedicado a la ilustración y al diseño publicitario, en los años treinta practica una figuración que por momentos se acerca a la abstracción.
Entre 1944 y 1945 forma parte del grupo que edita la revista de artes y letras Contrapunto. Se vincula también con el grupo de la revista Arturo, con cuyos miembros comparte la necesidad de renovación de las artes plásticas, si bien sus propuestas le parecen ambiguas. Cuando, en 1945, Arturo se disuelve, dando origen al movimiento Madí y a la Asociación Arte Concreto-Invención, Lozza y sus hermanos se integran a esta última. En 1946 subscribe el manifiesto invencionista y participa en la exposición inaugural de la Asociación (Salón Peuser, Buenos Aires). Por entonces realiza pinturas geométricas de marco irregular, cuyos campos de color divide mediante líneas negras. Posteriormente estos campos se independizan, se separan, sutil o manifiestamente, aunque permanecen en el mismo plano, de acuerdo a la llamada “coplanaridad”, uno de los más importantes hallazgos del arte concreto rioplatense.
Adentrado en esta investigación que busca la independencia de las formas y su resolución en el espacio, Lozza decide romper en 1947 con la Asociación Arte Concreto-Invención cuando el resto de sus miembros optan por retornar a los soportes rectangulares. Ese mismo año, junto con el crítico Abraham Haber y su hermano Rembrandt Lozza, da origen al movimiento del perceptismo, cuyo objetivo es producir verdaderas obras de arte concreto. Para ello elabora un sistema teórico-práctico que se vale de la física y la matemática en sus conceptos fundamentales. Así, Lozza habla del campo colorido, que es el contexto en el que se instala la obra de arte, idealmente una pared, pero que por razones prácticas sustituye por placas esmaltadas sobre las que se emplazan las formas, con una cierta separación que les otorga un aspecto flotante. Estas formas se generan a partir de las áreas delimitadas por las intersecciones de un sistema de líneas centrífugas que cruzan el campo colorido (la llamada estructura abierta). Finalmente, a través de cálculos que denomina cualimetría de la forma plana (basados en una tabla en la que Lozza clasificó más de 4.200 colores) se determinan las relaciones cromáticas entre las formas y el campo.
En 1949 publica el manifiesto del perceptismo y presenta Raúl Lozza. Primera exposición de arte perceptista (Galería Van Riel, Buenos Aires), en la cual lleva a escala mural alguna de sus pinturas. Desde el nacimiento del movimiento, Lozza desarrolla una intensa campaña de difusión del perceptismo a través de numerosos escritos teóricos y conferencias a nivel nacional e internacional, así como de la revista Perceptismo, que el grupo editó entre 1950 y 1953.
En las décadas siguientes, Lozza se dedica a la práctica y divulgación del perceptismo, realizando importantes exposiciones individuales como la celebrada en el Museu de Arte Moderna (Río de Janeiro, Brasil, 1963), Cuarenta años en el arte concreto (sesenta con la pintura) en la Fundación San Telmo (Buenos Aires, Argentina, 1985) y Retrospectiva 1939-1997 en el Museo de Arte Moderno (Buenos Aires, Argentina, 1997). A partir de los años noventa es reconocido en Argentina con el Premio Leonardo a la Trayectoria (Museo Nacional de Bellas Artes, 1998) y el Premio Cultura Nación (Secretaría de Cultura de la Nación, 2007), entre otros.